17 Diciembre 2007.

No, no se trata de la genial obra novelesca escrita por mi admirada autora W.C. ANDREWS: "Telaraña de sueños" sino de mi red fantástica de corte aventurera y vitalista, en la que estoy atrapado desde mi más tierna infancia, en su tejido mágico forjado por la más pura e innata ilusión de mi espíritu ensoñado existencialista. Es mi búsqueda, audaz y a la vez ingenua, de una verdad interior placentera por el sendero de lo feliz hasta alcanzar la virtud del horizonte esplendosoro de una gloria propia; meta desprovista de todo atisbo vanidoso de leyenda inmortal pero sí impregnada por la fragancia del sentir dichoso para obtener la satisfacción esencial del bienestar anímico de un permanecer a gusto consigo mismo.

Es lo más parecido a la obra cumbre y maestra del cineasta Frank Capra: "Qué bello es vivir" como un culto a la vida, valor supremo y único, del que cada individuo debe sacar el mejor provecho sin perder jamás la esperanza. Es una justificación permanente de la razón de ser y existir que tienen los seres humanos que, como "George Bailey", se dedican durante toda su vida a entregarse a su prójimo, renunciando a cualquier éxito suyo que pudieran alcanzar. Es el himno y signo de esa gente que voluntaria, generosa, solidaria y desinteresadamente se da hacia los demás olvidándose de si mismas para ayudarlos porque los aman, sobre todo a las personas más cercanas. Esos seres humanos especiales viven maravillosa y bellamente para dar toda la felicidad a la vida de sus semejantes que la necesitan, por ello en el cielo no están y los ángeles como "Clarence" velan por ellos para que estén siempre en la tierra.

Crisoldeltiempo.

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