Este título, con el mismo nombre del relato del escritor Oscar Wilde, lo traigo y pongo aquí para señalar y advertir la concepción fatal del sacrificio bondadoso, compasivo y solidario en beneficio de obtener la dicha del triunfo de todo propósito de causa noble, alta, sincera y bella; aun a pesar del riesgo desconocido que se pueda correr por la fuerza contraria e incontrolable de la suerte aleatoria decisiva del destino o por la carencia real de esa causa del mismo. El "ruiseñor" entrega su vida y se convierte en "rosa roja" para que venza la causa del amor verdadero, puro y elevado aun sin contar con que éste pueda ser ajeno a dichas cualidades. Efectivamente cuando se desconoce por completo un propósito por el que se pueda entregar la vida para que triunfe, cabiendo la posibilidad de que sea equivocado, falso y vano, es absurdo el sacrificio porque no se tiene la seguridad total de ser obtenido y logrado. Así en el relato, "el estudiante" se engaña superficial y caprichosamente a sí mismo confundiendo un deseo o apetencia de amor ilusorio hacia "la hija del profesor" sin contar para nada con ella y arrastra al corazón verdadero, puro y elevado del maravilloso "ruiseñor" a su sacrificio más inútil, por nada y sin ningún sentido. Moraleja: ¡qué distinta es la naturaleza virgen, innata y eterna de la verdad y la naturaleza caprichosa, artificial y momentánea de la falsedad!; sin perjuicio de que en la tierra haya innumerables personas que, como el hermoso y tierno ruiseñor del relato, se entregan renunciando a todo -incluyendo sus propias vidas- para conseguir la felicidad natural y humana de los demás, porque en ellas por encima de ese todo está el amor fraterno-espiritual hacia su prójimo querido.
Crisoldeltiempo.
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