29 Diciembre 2011

El viaje del primer ministro y dirigente de Hamas, Ismail Haniya, a Egipto para llamar la atención del mundo de la nueva agresión armada que los militares israelitas tienen preparada en Gaza, ha alarmado a los dirigentes políticos del Estado judío dado que el ejército quiere romper sus planes de no incendiar su frontera sur con Egipto y Gaza. El Gobierno judío actualmente no quiere para nada que su ejército protagonice, a la menor oportunidad, otra agresión sangrienta y masiva como la que llevó a cabo en estas fechas hace tres años, la ordenada por los políticos para beneficio electoral. El Gobierno de Israel sabe de sobras que el ejército está muy presionado por los nacionalsionistas norteamericanos para que, a una orden de ellos, incendien el sur si dicho gobierno no acata los planes bélicos de los mismos que iniciarán en el año 2013.

Por otra parte, las maniobras y ejercicios militares recientes de Irán en el Golfo Pérsico y el aviso del Gobierno iraní de que cerrará el Estrecho de Ormuz si los anglo-norteamericanos imponen las sanciones nuevas y vitales que tienen previstas unilateralmente: como el ataque financiero a su Banco Central y el bloqueo a sus importaciones de petróleo refinado, también ha preocupado y mucho al Gobierno israelita dado que de llevarse ambas acciones a efecto significaría la guerra anticipada entre el actual Gobierno de U.S.A e Irán y el frente norte árabe-musulmán contra Israel.

Por tanto, el Gobierno de Israel tiene que hacer lo posible e imposible para evitar que los nacionalsionistas norteamericanos, por un lado, y el gobierno Obama-Clinton, por otro, le monten sobrevenidamente la guerra total no querida para nada con la apertura de sus dos frentes tradicionales, llevándose al traste todo el estatus quo actual conseguido y establecido desde y para la existencia de su Estado.

Crisoldeltiempo.

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