17 Marzo 2014.

Arabia Saudita, dirigida por el máximo rey moro y del petróleo, se enoja con U.S.A. por la no intervención militar directa en Siria y el acercamiento a una salida diplomática con la república Islámica de Irán. En efecto, el déspota y plutárquico árabe está muy contrariado y celoso por el revés de Barack Obama a su política exterior más importante: la de frenar a cualquier precio el hegemonismo chiita en el suroeste asiático.

Arabia Saudita en respuesta ha renunciado a ocupar por primera vez uno de los asientos no permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU que le dió U.S.A. en compensación y ha anunciado también consecuencias muy amplias de cambio en sus relaciones con U.S.A. sin descartar nada, incluso la compra de armas, la congelación de la financiación de la deuda yankee y la venta de su petróleo.

¿Pero este payaso que vive de prestado quién se ha creido que es? ¿un mandado distinguido de los nacionalsionistas norteamericanos que lo mantienen y dirigen o un parásito enorme temeroso de que si no defiende sus privilegios consentidos caerá al vacío?: muy probablemete las dos cosas a la vez. Rusia e Irán ya están más que hartas de él y a la mínima pasada de cualquier raya inquebrantable y trascendente bélicamente lo van a eliminar. Ni que decir tiene que Arabia Saudita será el primer Estado borrado del mapa cuando comience la III Guerra Mundial.

Crisoldeltiempo.

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