El R.U. dirigido sabiamente por su casa Real, y no por la casa Rothschild que le llevó en 1945 a perder prácticamente todo su Imperio: el más grande e importante desde el año 1850, está recuperando ya el liderazgo al auxiliar a su ex colonia, la que perdiera en el año 1783.

U.S.A. desangrada desde que iniciara el 11-S, no ha tenido otro remedio para evitar su fallecimiento que el de ponerse en las manos curativas del Reino Unido, que le ha practicado una transfusión sanguínea salvándole la vida. Pero el precio que U.S.A. ha pagado es impresionante, nada más y nada menos que el de ser dirigida colegiadamente por el R.U. en el exterior hasta que sane totalmente. Así, el Reino Unido se convierte con la sujeción de U.S.A. en la otra parte hegemónica para equilibrar el mundo sin dejarlo descompensado en las manos dominantes del eje EUROPA-Rusia, garantizando una paz mundial duradera que estaba a punto de ser rota por la huida hacia delante de los republicanos neoconservadores de U.S.A., si hubieran revalidado su mandato el año pasado.